Los primeros discos abren el suelo y arrancan el cuero cabelludo de la superficie. Destruyen las plantas triturándolas para acelerar su descomposición. De este modo, los residuos no bloquean el paso de las púas.
Ajustando la profundidad de las púas (hasta 40 cm), puede destruir más residuos para mejorar el mantillo o descompactar las capas inferiores del suelo. Esto permite que el agua penetre favoreciendo el drenaje y la exploración de las raíces.
Los segundos discos recogen el mantillo, lo alisan y nivelan con el fin de preparar completamente el suelo para la siembra. Una mezcla uniforme y nivelada favorece la descomposición de los residuos y la actividad orgánica.
Los rodillos garantizan el control de la profundidad y la estabilidad de la máquina. Consolidan el suelo para que no sea demasiado poroso. Proporcionan condiciones óptimas para la germinación (autosiembra, siembra).
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