En Metaga sabemos que los procesos continuos requieren de una gran variedad de tolvas y silos, sin que pueda existir una estandarización de tamaños y formas por la propia diversidad de situaciones y procesos.
La tolvas y silos pulmón que aparecen a lo largo de la líneas, las tolvas de dosificación de aditivos, los silos de productos semi-elaborados preparados para alimentarse en otro punto del proceso, las tolvas para ensacado,… los ejemplos serían casi ilimitados si además añadimos a esta variedad las características intrínsecas del producto a almacenar, suponiendo en muchas ocasiones una caracterización específica de la propia tolva. Es el caso de productos muy adherentes, abrasivos, impalpables, húmedos, compactables… etc.
La propia variedad de las tolvas en su forma y tamaño va ligada a la variedad de materiales con las que se fabrican, siendo los más comunes los aceros al carbono con acabado pintado o galvanizado y los aceros inoxidables para productos corrosivos, alimentarios, etc…