Las hojas de la rúcula silvestre son ligeramente más pequeñas con un sabor aún más intenso, y al igual que la Ruccola Cultural muestran hojas con cortes profundos.
Origen: La rúcula es originaria de la región mediterránea y del Cercano Oriente, pero también nos es autóctona desde hace mucho tiempo.
En la cocina: La rúcula está madura para la cosecha cuando las hojas miden entre 10 y 15 centímetros de largo. Cortar las hojas unos tres centímetros por encima del suelo y prepararlas lo más frescas posible. Eliminar siempre los pecíolos, ya que la rúcula tiende a acumular mucho nitrato en ellos. Como la rúcula pierde gran parte de su aroma picante cuando se cocina, sólo hay que añadirla a los platos calientes al final. La clásica rúcula italiana se sirve sólo con queso parmesano recién rallado, con un carpaccio de ternera o también en una pizza con jamón de Parma. Añadiendo un poco de aceite de nuez en la ensalada se puede potenciar aún más su aroma a nuez. La rúcula también es ideal para preparar pesto para cualquier tipo de pasta. Asar los piñones en una sartén sin grasa hasta que estén ligeramente dorados. Lavar y cortar el rúcula sin tallo. Pelar y picar un poco de ajo y cortar el queso parmesano en trozos grandes. Haga puré agregando un poco de aceite de oliva, jugo de limón fresco, sal y pimienta.