Está destinada a la siembra y a la compactación superficial del suelo. Gracias a su masa y al uso de rodillos de anillo, es capaz de aplastar parcialmente los terrones de tierra creados durante el arado, lo que permite obtener rendimientos mucho mayores. Su ventaja adicional es la nivelación de desniveles en la superficie del suelo y la inserción de piedras en él, lo que mejora la seguridad durante la cosecha. El uso de un rodillo reduce la erosión del suelo y mejora su estructura. Este tratamiento influye en el estado del ahijamiento de las plantas, aumenta la absorción de agua, impide que la humedad se evapore en exceso y destruye las malas hierbas. En definitiva, mejora el contacto entre la semilla y el suelo y acelera la vegetación.
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