El mezclador vertical autopropulsado de doble sinfín añade a las ventajas del mezclador vertical arrastrado el hecho de ser completamente autónomo, solventando la necesidad de un tractor para el desplazamiento ni la carga.
Al igual que ocurre en los mezcladores verticales arrastrados de doble sinfín, su funcionamiento está basado en una cuba troncocónica y dos hélices cónicas verticales que permiten picar y mezclar cualquier tipo de producto.
El mezclado se realiza por el efecto de las múltiples cuchillas dentadas de las hélices, que cortan el producto mientras éste se desplaza hacia arriba y vuelve a caer por gravedad.
La máquina lleva incorporada un grupo de fresado frontal. Dicha fresa, a través de una cinta transportadora, permite introducir en el interior de la cuba los productos de que se compone la mezcla.
El motor está situado en la parte delantera, logrando así una máquina muy compacta, que permite una gran maniobrabilidad y que es ideal para instalaciones de difícil acceso.
Este modelo, por sus características, permite disponer opcionalmente de tracción a las 4 ruedas, lo que incrementa todavía más su adaptabilidad al medio donde trabaja.